Te invito a un café. Caliente claro. Y sin azúcar. Sin aliento[...]

domingo, 4 de abril de 2010

las cosas pequeñas.


Metida en el mar hasta casi rozar la cadera, con su mejor vestido empapado. Allí estaba, Roxanne, su melena ondeaba al viento y le dejaba al descubierto al cara, las lágrimas salpicaban el agua como si de música se tratase. Estaba preocupada, enfadada, decepcionada, dolida... esperaba que esta vez hubiese sido diferente, hubiese pagado lo que fuera por que él estuviera ahi.

¿Dónde se había metido? Llevaba ya cinco días sobreviviendo sólo con su voz, extrañándole, hechandole en falta a mi lado, soportando las ráfagas de olor que desprendía la camiseta con la que dormía, faltandome él, la razón por la que estaba ahi, y no había venido. Tengo miedo de que se haya cansado de mi, de que ya no sienta lo mismo.
Entonces me giré, y ahi estaba él, como dijo que haría, había llegado tarde, pero había venido; entonces comprendí que las preocupaciones autoinflingidas no sirven de nada, porque son equíbocas.

Don't be scared, darling.


Es esa sensación de que todo va a joderse de un momento a otro, como si mi estupendo mundo fuese una bola de cristal y se fuese a romper em mil pedazos. Por suerte, hoy, me he despertado con una sensación diferente, calmada, sosegada; como si esa bola de cristal fuera irrompible.
A veces pienso sin claridad, me sorprendo vagamente de la forma de actuar de la gente, es como si no supieran qué y cómo decir las cosas, no quieren mostrar lo que sienten por miedo a no sentirse aceptados, por sentirse equíbocamente débiles.
Cuando él no pueda decir una vez más que me quiere ahi estaré yo para decirlo dos veces por él. En ocasiones se cohibe, y no deja que los demás vean cómo es, y cuánto le importo; son cosas que pasan, durante su vida le han condicionado muchos acontecimientos, por suerte, ahora a mi lado te lo puedo decir, no tengas miedo querido mío, yo se lo que sientes por mi y no me hace falta nada más.