Te invito a un café. Caliente claro. Y sin azúcar. Sin aliento[...]

sábado, 27 de febrero de 2010


traté de no mirarle a los ojos cuando me dijo "eso", las palabras tabú que no debían salir de su boca, nunca habian salido, al menos no en este contexto; es el "típico" ( por decirlo de alguna madnera) veinteañero que no se enamora jamás, o eso creíamos todos. Y después de apostar veinticinco negra, en la ruleta con todas mis fichas sobre la mesa, pierdo y sale un veinicinco rojo, rojo pasión, aunque ni la mitad de apasionante de lo que soy ahora, desde hace diez meses.
-Te quiero mucho, lo sabes?
- ( guardé silencio, mientras una lágrima recorria mi cara por haberla cagado de esa manera. Bryan era todo lo que yo quería y hoy la habia cagado de verdad.)
- Me has oido, te quiero mucho, lo sabes verdad enana? - me tocó suavemente el pelo, lo acarició. Yo no levanté la vista del suelo de coche, estaba triste, averginzada por mi coducta, no lo entndía.
-Lo se. - no le miré, pero no me hizo falta para saber como me estaba mirando; ahora yo sentía como si en algunos momentos Bryan fuese tremendamente predecible, debía ser cosa de mi nuevo estado.- Yo tambien te quiero mucho Bryan.

jueves, 18 de febrero de 2010

dime cómo eres.


Se despertó de un salto, pero ahí estaba él.
Sólo había sido una pesadilla horrible, no pasaba nada, todo estaba como debía. Él se despertó entonces, y la miro, con esos ojos, con esa mirada tan típica suya. Sonrió, se acercó lentamente a ella y la rodeó con sus brazos.
Él, el chico de los ojos verdes, hacía que cada parte del cuerpo de Roxy se estremeciera con cada caricia, le hacía sentirse llena, completa, amada. No podía querer nada más. Era feliz tal y como era. Podía ser ella misma a su lado sin preocuparse por el qué dirán. Él era su “ángel”, él había conseguido lo que nadie antes pudo ni tan siquiera llegar a rozar. Era el paraíso hecho hombre, y ella por fin, por primera vez era completamente feliz.

En cuanto a Bryan, estaba empezando a sentir más cosas por ella de las que podía asimilar algunas veces; ni tan siquiera podía imaginar que nunca hubiese llegado a sentir algo así. De hecho, se agobiaba, creía que no era bueno en algunos momentos, pero luego, se daba cuenta de que nuca había estado mejor, lo tenía todo, qué más podía pedir. Nadie podría llegar a quererle ni una décima parte de lo que ella le amaba.
Eternamente cabezota, obstinado y necio, casi tanto como ella.

Y ahí estaban los dos, como quien pudiese decir “la pareja perfecta”, la envidia de muchos y el orgullo de ambos.

Roxanne Rowel, Roxy. Era una chica normal, como ella solía decir “del montón”; piel tersa y blanquecina, delgada y alta. No tenía mucho pecho, pero tenía una figura estilizada. Unos ojos verdes que a él le encantaban, eran sus ojazos, eran el espejo mismo de su alma, con una mirada lo decía todo; su nariz llena de pecas anaranjadas, al igual que el resto de su rostro; su boca pequeña pero de labios carnosos. Y su pelo negro azabache, largo que le sobrepasaba el pecho. Sus manos alargadas y sus piernas interminables. Tatuada y agujereada, como a ella le gustaba ser.
No era lo que se dice una belleza, nunca había llamado la atención en ese aspecto, pero él nunca dejaba de repetirle lo preciosa que era, lo maravillosamente hermosa que resultaba a sus ojos. Y ella, sinceramente aunque no se viese de tal modo, sabía que él no mentía, y que para él si que era así.
Desde que le conocía había vuelto a sonreir, a ilusionarse por la vida, a tener el brillo que sus ojos merecían.

Bryan Oconer, el chico de los ojos verdes, era, cómo decirlo, prácticamente simétrico, tenía una belleza peculiar, no entraba exactamente dentro de un canon; no era el típico guaperas que se lo tiene tan creído que su ego se eleva por encima de su cabeza, si no todo lo contrario, era guapo como el que más, pero era humilde, sabía jugar sus bazas. Alto, de complexión delgada, pero no en exceso. Su rostro prácticamente simétrico, casi perfecto, su pelo moreno con mechones rubio platino corto y despuntado, sus ojos verdes y miel, que eran la perdición de Roxanne cuando los miraba; sus pómulos poco marcados que daban una expresión dulce a su rostro; labios carnosos que en cuanto tenías oportunidad solo querías morderlos, su sonrisa perfectamente dulce. Sus hombros de la anchura perfecta, su brazos, sus manos…
Tampoco él se consideraba perfecto.

Pero en el momento que los veías, sabías que había nacido para esta juntos. El resultado de la suma de ambos era perfecto. Eran una suma de factores y características similares que encajaban a la perfección. Resultaban agradables a la vista cuando estaban juntos. Cada uno era la mitad de su naranja y se complementaban a la perfección.

miércoles, 17 de febrero de 2010

el pricncipio...


Doce y media, en el parque.
Ahí estaba él, a la luz de la farola más alejada de todas, sentando, mirando a la nada. “Está más guapo que nunca.” Entonces levanto la cabeza y me miró, sonrió, como si supiese lo que acababa de pensar. De noche sus ojos desprendían el triple de brillo del habitual, su pelo resultaba más suave, su olor… pasé por alto ese detalle, le saludé y me senté a su lado.
- Estás más guapa que nunca.- dijo sonriendo.
- Gra-gra-gracias -tartamudeé y pensé en que eso no podía ser una coincidencia.
Continué con mi paranoia mental y encendí un cigarro. Comencé a hablar para mi, en silencio, para comprobar si estaba pasando lo que yo creía o me estaba volviendo más paranoica de lo habitual. “¿Es esto verdad, oyes lo que pienso? ¡Dios qué vergüenza! Todo lo que has podido llegar a oír…”
- ¿Qué te ocurre? Estás muy callada.- preguntó.
- ¿Es necesario que te lo diga? - contesté seria, arqueando la ceja.
Hubo un silencio sepulcral. “ Bésame y dime toda la verdad”. Me besó, sonrió tímidamente con la mirada clavada en el suelo, como si tuviese vergüenza, y dijo:
- Veo que te has dado cuenta, la verdad, confiaba en no tener que contarte esto hasta dentro de un tiempo…
“ Me gustas muchísimo, nunca había experimentado algo así”
- Lo se… - respondió a mi reflexión-.
“ Maldita sea , es cierto, me oyes, me oyes pensar.”
- Ya te había oído más veces pensar en eso… - sonrió, se acercó a mi cara lentamente- no tengas miedo, te lo explicaré todo.
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the start of the endless story...

martes, 16 de febrero de 2010

Bloqueado


Estar sentada sin pensar. Pensando que no pienso; que el mundo gira, el tiempo pasa y yo no me muevo. Estar callada en el coche oyendo su respiración, escuchando incluso el sonido del latir de su corazón.
Clavarme en el suelo cuando él se acerca con esos aires tan típicos suyos, con esa sensación de sensualidad y atracción tan fuerte que tiene.
- Qué pasa enana?
- Na-na- nada, -acerté a decir mientras Brad me miraba.- estaba pensando.
- En qué?
- Cómo si no lo supieras ya, verdad? - sonreí.
- Esta vez no te estaba "leyendo", en serio, hace unos días me cuesta "leerte", es como si algo me cegase y tus pensamientos más profundos no emergiesen a la superficie tan fácil como antes... es un poco desconcertante encanto.
- Quizás sepa por qué es... - hice una pausa para ordenar mis ideas. - recuerdas que me dijiste que cuando creavas vínculos afectivos siempre te ocurria esto?
- Si..
- Pues igual es que me quieres un poco... - me sonrojé solo de pensarlo. - Brad, yo, yo te quiero.
- Yo también te quiero preciosa.
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keep it hot

lunes, 15 de febrero de 2010

kiss me, hug me.


-Azul. -Pensé cuando la arrojó sobre mi cuerpo. Una ráfaga de viento con olor a él, Dios, me sentía en el cielo, azul como el cielo. Azul como esa sensación de su sonrisa, azul amor, azul abrazo, beso y caricia, azul todo.
- Preciosa... -susurró Brad, con su más que típica sonrisa de medio lado.
- Guapo... - contesté sonrojada.
- Oye, me está gustando esto...
- El qué? El hotel?- pregunté.
- Si bueno, pero me refería a el día que estamos pasando juntos. Te quiero Roxanne.
- Y yo Brad.
Me sonrojé, le sonreí y le besé, con mi más que tipica cara de imbécil enamorada. Y todo quedó así, entre nosotros en la intimidad de nuestra cama por un día.
Ahora, aqui en mi casa en la intimidad de mi cuarto, no puedo dejar de pensar en Brad, en Brad y en su olor, en su camiseta que ahora tengo puesta.
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Valentine's Day.

lunes, 8 de febrero de 2010

keep it hot


Recuerda cada momento de tu vida como un momento especial. Es obvio, por qué celebrar algo sólo en una ocasión al año? cumpleaños, aniversarios, y de más festividades anuales, os agradezco mucho que existais, pero, qué hago el resto de los 364 días que no es navidad, ni nochevieja, ni carnaval, ni mi cumpleaños?
El Sombrerero Loco (Mad Hatter), no estaba tan loco sabeis? celebraba el NOcumpleaños, la festividad más absurdamente inteligente del mundo; ya que, si bien es sabido que cada uno tiene un cumpleaños, una vez al año, le quedan aun 364 mágnificos días para celebrar su NOcumpleaños, brillante verdad?
Yo tengo la suerte de que tengo unas amigas un poco locas, y he tenido un NOcumpleaños este pasado sábado.
Y como eso las demás festividades, cada festividad deberia tener su NOfestividad respectiva y celebrarla cada día del año; es como aquellas parejas que sólo demuestran que se quieren cuando hacen un mes más juntos, o cuando cumplen un año más, no tiene sentido, yo celebro cada día junto a él, y le doy regalos independientemente del día que sea, ya que como él dice "para mi todos los días a tu lado es San Valentín", antes no lo entendía, ahora si.
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- Donde coño te crees que vas? -dijo Roxanne enfadada
- A intentar buscar la parte dulce de esa frase... -tan sarcástico como simpre, el chico de los ojos verdes.
- Que te jodan Brad! Estoy harta de tus tonterías.
- Te pones extremadamente guapa cuando te enfadas...
- Qué parte de "que te jodan Brad" no has entendido? - le ponia nerviosa que hiciese eso. - Estoy harta de que te metas conmigo todo el día, sin que te importe como me siento.
- Podría pasarme todo el día diciendote que eres preciosa, un bombón, que me encantas, que te quiero, que solo han pasado dos días y ya te hecho de menos, que eres mi niña... - guardo silencio unos segundos. - pero ya te he dicho que no soy Romeo.
- Cierto, eres imbécil. -espetó con cierto toque de ironía.
- Y tú guapisima.
- Imbécil...
- te quiero.
- y yo, mi niño.- entonces sonrio, colgó el teléfono y se fue a soñar con él, aun quedaban tres días para verle.

domingo, 7 de febrero de 2010

ojos de ángel


No se, simplemente me hace sonreir.
Y la verdad, que ahora me paro a pensar que cada vez que oigo su voz me muero de ganas de tenerle a mi lado; nos separan 48 horas y extraño su aroma, su sonrisa, su mirada y el tacto de sus manos sobre mi cara. Me hace extremadamente feliz, extrañamente extremadamente exultantemente feliz.
Adoro todas las formas que tiene de mirarme a los ojos, absolutamente todas.
Sólo tengo por deseo que se quede a mi lado para siempre, poder estar con él cada día que despierte, mirarle y morirme de amor con cada suspiro.

martes, 2 de febrero de 2010

ella es.


Es una persona especial, sin proponerselo a sus trece años, tiene más personalidad de la que muchas veinteañeras quisieran. Le falta mucho por conocer, por ver, por disfrutar y experimentar, y a pesar de todo eso ella es como quiere ser, sin dejarse llevar.

Le preocupa lo suyo, su familia, sus amigos, los de verdad, no esos que fingen serlo. Empieza a darse cuenta de que no siempre se puede confiar en todo el mundo, y aun así no se derrumba, sigue adelante.

No es ni mucho menos una santa, quién lo ha sido a su edad?, pero no presume de ser ni más ni menos.; lo que sabe lo sabe y lo que no entiende lo pregunta.
Será por esa mirada tan penetrante suya, o porque te hace sonreír con cada comentario, pero le tengo cariño; lo ha lo grado en un tiempo récord.

La treceañera menos egoísta que he conocido; la más dulce y descarada; de todas, la más única e inigualable, la original.
Yanela, eres como una hermanita pequeña.
Te quiero mucho.

lunes, 1 de febrero de 2010


Me empuja a sonreir, me ha convertido en la Venus de su mitología, me enamora en cada paseo entre rosales y enredadera; tan especia como una paloma blanca con un mensaje atado en la pata con un lazo rojo, tan rojo como una rosa con espinas.
Eternamente sonriente, siempre pícaro y dulce, es ese modo que tiene de acariciarme mientras me besa. Es total y absolutamente perfecto para toda nuestra eternidad.
Cálido, tanto como el fuego de nuestra hoguera, hace que me sonrroje cuando simplemente me mira, me gusta esa sensación, soy su princesa, su preciosidad, nadie en el mudo podría decirlo mejor que él.
Bésame, bésame una vez más.