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jueves, 10 de marzo de 2011

películas a medias, nicotina y comida basura.


Repiqueteo en la puerta de madera, silencio, pasos al otro lado, nervios,la cerradura abriéndose, el pulso acelerado, ¡bum! sonrisa, desaliñado, sin peinar, sin afeitar, ¡bum! de nuevo sonrisa, me bombardeaba como un F-16, y detrás de esa aparente normalidad, afloran más de una y de dos características de perfección a este corazón que gobierna estos días a mi cabeza.
Tiene los ojos más expresivos del mundo, unos ojos con una profundidad en la que podrías llegar a ahogarte si te descuidas, tiene la capacidad de imitar mis sonidos, de repetir en tono jocoso lo que digo consiguiendo que me haga gracia, y cómo me voy a quejar "con lo bien que él me trata", ha logrado que me ilusione cada vez que suena el teléfono, ha logrado que en 24 horas de ausencia le extrañe como no había extrañado a nadie antes, me mantiene constantemente entretenida, y debe ser porque nos atraen las mismas cosas, porque tiene la cabeza en su sitio,aunque la cordura no sea su faceta favorita, por esa pequeña manía de estar constantemente tocando algo, por todas y cada una de las palabras de las películas en las que se sabe el diálogo de memoria, o porque cuando le tengo cerca del cuello me respigo, pero quiero verle, tenerle cerca, escucharle, besarle, mirarle hasta hartarme, dejar que me haga esas cosquillas en el costado que tanto me gustan, apoyar mi cabeza en sus rodillas, dejar que el resto del mundo se desvanezca, que al final sólo quedemos, nosotros dos.
Tiene el don innato de hacer que me sienta tan natural que me puedo permitir ser yo misma en cualquier momento.

"...? Uuuuhuuummmm..."

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