Te invito a un café. Caliente claro. Y sin azúcar. Sin aliento[...]

lunes, 1 de febrero de 2010


Me empuja a sonreir, me ha convertido en la Venus de su mitología, me enamora en cada paseo entre rosales y enredadera; tan especia como una paloma blanca con un mensaje atado en la pata con un lazo rojo, tan rojo como una rosa con espinas.
Eternamente sonriente, siempre pícaro y dulce, es ese modo que tiene de acariciarme mientras me besa. Es total y absolutamente perfecto para toda nuestra eternidad.
Cálido, tanto como el fuego de nuestra hoguera, hace que me sonrroje cuando simplemente me mira, me gusta esa sensación, soy su princesa, su preciosidad, nadie en el mudo podría decirlo mejor que él.
Bésame, bésame una vez más.

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