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domingo, 24 de enero de 2010

tatúame un diecinueve en el cuello


Diecinueve. Casi veinte.
El tiempo pasa, aunque parezca imposible. Pasan los días, las horas, pasa el tiempo y sin que nos demos cuenta cumplimos casi dos décadas, que se dice pronto, y si, aun me queda mucho por aprender, pero estos son los años maravillosos; es cuando comienza todo, te comienzas a definir como persona, como mujer; descubres un primer amor, un segundo , un tercero, y depende de lo enamoradiza que seas, incluso un centenar de aparentes amores verdaderos; pero llega, llega de verdad, llega y te cambia la vida, y entonces es cuando ves, que lo demás eran caprichos, que no era lo que la gente vulgarmente llama amor.
Hoy con mi casi veintena me siento espectacularmente bien, por primera vez en diecinueve años mi vida esta completa realmente, lo tengo todo, y la verdad, no me puedo quejar; está mi familia, a mi lado, apoyándome en todo; mis amigos haciéndome reír, y dándome su cariño; y mi niño, amándome, haciéndome reír, apoyándome, a mi lado desde casi nueve meses ya, que se han pasado con la rapidez que se ha pasado mi vida, eso es bueno, el tiempo a su lado se me pasa volando.
He hecho valance de este último año, y ha merecido la pena, hevolucionado como persona, como hija, como nieta, como sobrina, como tia, como prima, como amiga y obviamente como novia.
Diecinueve. Casi veinte.
La perdición de todo aquel que te vea con buenos ojos, la edad de la perfección, sin arrugas con todo en su sitio, en la que se quedaría cualquier persona del mundo; la edad de las locuras. Y es que está claro, los diecinueve son el final de una década maravillosa, y el principio de otra mjor aun.

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